En el día a día parece
que aceptamos una rutina, un programa de todo lo que tenemos o
debemos hacer en el día o a lo largo de un periodo de tiempo,
ejecutamos nuestras tareas como si fuéramos máquinas, visto así
esto es muy monótono y sin embargo hay algo por lo que siempre
seguimos adelante, siempre tenemos anhelos, ilusiones: deseos.
Cumplir nuestros deseos
es nuestro verdadero motor, todo lo demás es un medio para hacerlos
realidad; si nos olvidamos de nuestros deseos perdemos la motivación
de seguir adelante.
No se puede vivir sin
tener deseos, uno no vive para trabajar, uno no es su trabajo, el
trabajo es un medio para poder vivir y vivir es ir realizando tus
deseos.
Un deseo nace de la
necesidad de conseguir algo en tu vida, de que te hace falta algo o
que no te sientes completo.“No es más feliz el que más tiene sino
el que menos necesita.” , eso es así, los verdaderos deseos han de
aportarte algo personalmente, lo curioso es que ya lo tenemos todo,
sólo que lo olvidamos, olvidamos que no necesitamos nada fuera de
nosotros para ser felices, pues la felicidad es un estado mental.
Se nos dice que no somos felices, y que necesitamos cosas materiales, y que estas cosas valen dinero así que nos hacen desear el dinero; luego si no tienes dinero ni bienes materiales no eres feliz.
Nos roban nuestra felicidad y nos la devuelven en forma de cosas materiales que han diseñado otros que se fabrican en masa por máquinas, al final eso no es nuestra felicidad, son objetos fríos creados sin amor alguno a lo que se estaba haciendo... no, no te van a devolver tu felicidad pues dejarías de necesitar cosas, de consumir, nuestros deseos se han convertido en tener lo mismo que tienen todos, esto no es nada creativo.
Deseamos cosas no creadas por nuestra imaginación, sino por un sistema, que nos mantiene infelices para seguir consumiendo. Si el sistema no se alimenta de nuevas ideas, este propondrá las mismas ideas una y otra vez, la creatividad se pierde y el sistema es cada vez mas pobre, no aparecen grandes inventos sólo las mismas cosas con algún cambio.
Hemos aceptado reglas externas en nuestra imaginación, que no debería de tener limites, todo lo que hacemos es combinar viejas ideas que darán los mismos resultados.
En realidad nunca nos robaron la felicidad sólo nos enseñaron a condicionarla a tener esto u aquello, luego te das cuenta de que esto u aquello no era la felicidad , te vuelves a sentir vacío y buscas otra cosa que desear.
